Parece abstraída con sus peluches.
De repente, por una sombra, por un sonido, levanta la vista y me mira.
Tarda un segundo, o quizás dos en reconocerme.
Entonces me sonríe y se le ilumina la cara (es una maldita frase hecha pero es así de cierta).
Y yo pierdo un trocito de soledad.
jueves, julio 24, 2008
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