lunes, mayo 14, 2007

LENÇOIS MARANHENSES

Me lo habían recomendado, como se recomiendan tantas cosas. Y ya que uno está a menos de 1.000 kilómetros pues se acerca a verlo. Lo cierto es que es de esos pocos lugares especiales, diferentes a todo lo que había visto anteriormente. Un sitio en el que te quedas con la boca abierta como un bobo. 150.000 hectáreas de dunas y 20.000 lagunas de aguas transparentes. Una combinacion de el sáhara (dunas sensuales de arena blanca sin vegetación) y los fiordos (lagos de agua azul donde hay alguna alga perdida y algún nenúfar aún más perdido). Las dunas avanzan, no tan rápido como para verlo a simple vista pero si para ser recordadas dónde estaban hace 5 años. Hay un trozo de selva que va siendo engullido a bocanadas blancas y pequeñas. Además el hechizo solo dura unos meses, en la estación de lluvias, el resto de año solo quedan las dunas. Tienes la sensación de ser menos que un moco, ni siquiera verde. Son cosas que pasan en los viajes.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¡Conjunto de moléculas! Te veo muy feliz.

Saludos y besos,

Mariló