martes, mayo 29, 2007

EN BICICLETA POR MARAJÓ

Alquilamos una bicleta para recorrer esta suiza tropical. 28 kilometros. Entre manglares, playas solitarias, prados con búfalos, palmeras, carreteras llenas de baches y puentes de madera. Pareceran pocos, pero hace más de 25 años que no hacia tantos kilómetros. Además ayuda el sol del ecuador (la parte norte de la isla toca la línea del ecuador), el que las carreteras y las pistas no sean suizas hace que sude, que me corra el sudor por la cara, entre las cejas, por los brazos, la espalda. Todo yo soy agua salada pedaleando. Laise me espera, comprensiva, en los márgenes a que llegue, incluso me empuja en algún repecho.
Hay un leñador en la playa cortando un árbol de manglar ya caido. No hace leña, esta lleno de turus, una especie de gusano blanquecino del grosor de un dedo meñique y de unos 20 centímetros de largo. Había leido en un libro de gastronomia que es un plato esquisito. Y caro. El leñador bajo el mismo sol tropical del mediodia da hachazos certeros. Cobrará unos 4 reais por litro (poco más de un euro). Cuesta creer que un gusano con una apariencia más frágil que una lombriz pueda hacer esos agujeros en el árbol. Me invitan a comerlo, paso, dicen que sabe a ostras, a pescado, a no se cuantas cosas más. Marcela, un transexual que ha llegado allí y que aprovecha para comer turus dice que es bueno. Acude un fránces jovencito por curiosidad y porque no hay nada más en kilometros a la redonda. Marcela le tira los tejos, le dice que el turu sirve para el vigor sexual, para el cáncer, que tiene vitaminas y no sé cuantas cosas más. El frances jovencito no parece muy convencido. Yo al final acepto. Nunca comeré este gusano con aspecto gelatinoso tan fresco. Su sabor me recuerda las gambas.
Paseas por la playa cuyas mareas tan pronto están aquí como a un kilometro. Hay un pez en la orilla del que sobresalen los ojos, un tralloto. Cuanto te acercas a él salta por encima del agua, como una piedra lanzada.
En un extremo de la misma han hecho una trampa de redes, es como una flecha dirigida hacia el agua. solo que la V de la flecha son redes trampas, sin salida para los peces que han subido por la marea. Un joven se limita a recoger los peces en la trampa. Hay docenas, desde langostinos hasta rayas venenosas.
Paramos en un bar con cañizo. Después del maratón una cerveza estúpidamente gelada es un placer de dioses. Un gallo marca el territorio al sol del mediodia.


PS.
La próstata se ha inflamado tanto por culpa de los baches y la falta de amortiguadores, que tengo dificultades para tragar.

2 comentarios:

Inmerco Marketing dijo...

Tudo ben, Hilario, desde España, teniendo las referencias que tengo por nuestro amigo Dimitri, disfrutando con tu Blog y envidiando, y quizás preparando, un viaje alrededor de mi mismo también.

Enrique

Hilario dijo...

Con mucho retraso, glups, lo siento, bienvenido enrique.
Tudo moito ben.