lunes, mayo 07, 2007

EL FORRO Y EL XOTE

El recinto del baile es un patio con suelo de arena rodeado de muros blancos y con un escenario solo con un acordeón y otros utensilios sobre las tablas. Laise nos da unas clases previas a mi y a karin (una chilena treintañera, pelirroja de ascendencia alemana y con aspecto celta) para bailar forro (pronunciese fogò). Sobre el papel, no parece muy complicado. Un, dos. Un dos. Bebemos esperando que vengan los artistas. Aunque somos pocos la diferencia entre sexos es evidente: hay unas 15 mujeres y 4 hombres.
Empieza la musica en vivo. Son tres hombres jovenes que ponen entusiasmo al asunto. Pregunto qué musica suena y se me informa que es xote (pronunciese sochi). Que es lo del Un, dos. Un, dos. Vale, contesto, pero y el forro? Lo mismo, pero más ligero. Que una cosa es undos, undos y el otro Un, dos. Un, dos.
A pesar de las clases previas la sensación es que estoy pisando hormigas. Van entrando más gente. La proporcion ahora debe ser de un hombre para cada tres o cuatro mujeres y ya no cambiará en el resto de la noche. Algunas van vestidas en plan guerrero y algunas en plan carpe diem. No es que hayan bellezas pero hay dos o tres que antes de acercarse a ellas convendria tomar el santo sacramento de la extremaución.
Pregunto cada vez que empieza una canción qué música es. A pesar de que la posibilidad es del 50% no consigo adivinarla ninguna. Es tan fácil de discriminar una de otra como las gramineas a 5 metros de distancia. Yo por eso sigo: Un, dos. Un dos. El día anterior anduve tres horas y media por la playa y no me cansé, ahora llevo unas cuantas canciones y me pesan las piernas. A pesar de que intento hacerlo lo mejor posible me descuento con el un dos, un dos. Seguro que tengo sangre judia, mozarabe, ibérica y posiblemente finlandesa, pero, joder, podría tener unas gotas negras para aquello del ritmo. Nani en polonia, afortunadamente, no se metio con mis capacidades bailongas. Ana maria en perú me pedia que bailase con ella, al final un día abrumado por los remordimientos y resblandecido por el alcohol cedí. Su valoración final fue: Bailas con personalidad. Sin comentarios.
Hay un extranjero joven, alto, rubio, con el pelo corto, bien plantado y con una camisa de manga larga beig. Al lado tiene un grupo de jovencitas. Estas, una por una, se irán turnando en entablar conversación con el mozo. Cada una dura unos 10 minutos, luego viene otra. Si hacemos caso del lenguaje corporal ellas están por él y él se muestra amigable pero no traga. Un dos, un dos. Ya lo he contado en otra parte de este blog. Debería haber aprovechado más el tiempo y haber acudido más a las discotecas.
Entra un joven extranjero con gafas de plástico grueso oscuro y una camiseta verdegrisácea del che. Camina, mira y saluda a todo el mundo (incluyendome a mi) con inseguridad. Una mujer, de las más maduras del lugar, con vestido negro y con la sonrisa sonriente se le acerca y le habla.
Yo me quejo de mi falta de capacidad para el baile, karin lo achaca a que no libero el chacra de la cadera. Será eso. Un dos, un dos. Giovani, un cuarentón florentino que lleva 14 años viviendo en sao paolo se acerca a primera línea de fuego. Tiene la apariencia elegante y aristocrática de algunos italianos. Pelo largo canoso y una barba reducida. Con el vaso en la mano, erguído, observa discretamente a karin. Pero esta no está por la labor. Ella quiere lo que quiere mari carmen: encebollarse, un verbo maravilloso que significa que su pareja tenga todas las capas necesarias: amante, compañero, amigo... la leche, vamos.
El de la camiseta del che está bailando con la señora madura y mira el suelo, como yo, contando los pasos. Un dos, un dos.
Uno del lugar, bajito, piel curtida, ancho de espaldas, paticorto, con unos gemelos hiperdesarrollados y un sombrero de punto con los colores jamaicanos baila con una gracia impresionante. Da vueltas con su pareja que lo sigue como si fueran uno. Su pareja baila como abstraida pero se nota que disfrutan. Me quedo tan embelesado mirandolos que vuelvo a perder por enésima vez los pasos.
La mayoria de gente baila descalza. Los del lugar bailan muy bien. De vez en cuando levantan una pierna, alzando un poco de arena, marcação do passos. La diferencia entre los locales y los extranjeros es que estos, si no estamos contando, están tiesos como un estaquirote. Bueno, hay uno que no. Un europeo delgado con aires de que la vida son cuatro días y que me quiten lo bailado baila con una de las de extremaución (la vida se le van a convertir en tres). Hace trampa, baila pasos que habrá aprendido en alguna discoteca, pero el resultado es que se mueve. Y disfruta.
Cuando ya hemos acabado y regresamos al hotel, laise me da un 7 de puntuacion. Si eso no es una declaración de amor...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

"Hay un extranjero joven, alto, rubio, con el pelo corto, bien plantado y con una camisa de manga larga beig" !!!!!!????? Mándalo por correo urgente y certificado

Anónimo dijo...

HERENCIAS

Yo de la mía aprendí la educación, discrección y compasión que me caracterizan

Nani, la de Polonia