sábado, abril 26, 2008

CON LA NIÑA COMPRANDO

Voy a la pollería a comprar huevos. Hay una joven morena con dos coletas y ojos verdes que atiende a una señora mayor. Hay otra que espera y al verme me deja pasar.
-Pasa, pasa delante. Yo tengo un nieto, así, como esta.
Llevo a la niña en una mochila. Nunca me habían dejado pasar delante de una cola.
La señora sigue.
-Es muy guapa. ¡Y qué pelo!
-Sí -afirmo- nació con mucho pelo.
-Ya no se le cae -asegura la otra señora que acaba de ser atendida. -Si no se les cae enseguida ya les dura.
-Mi nieto es pelón -dice la primera señora.
La niña se pone a llorar y me voy con mi docena de huevos.
En la frutería pido tanda.
La mujer que tengo al lado, de unos treinta y pocos, sonríe a la niña y le dice cosas.
-Qué grande que es. ¡Qué guapa, y cuanto pelo! -Las mujeres que hay lado confirman las dos cosas. -¿Qué tiempo tiene?
-Anteayer cumplió tres meses.
Ah! Mi hijo tiene también tres meses . En la mochila se ve más bajo.
-Bueno, tiene diferentes niveles para graduarlo.
-Es que no es tan grande.-Reconoce finalmente. Toca la pierna disimuladamente de mi niña- ¿Solo toma leche materna?
-Sí.
-Yo le mezclo, no ganaba peso. Tiene una piel muy fina. El mío tiene como granitos.
-¿Llora mucho?
-No, hemos tenido mucha suerte.
-La mía llora -miento no sé muy bien por qué. Para confirmarlo la niña se pone a llorar.
Voy a la ferretería. Hay dos hombres despachando y otro comprando. Me preguntan que deseo y les comento que cable telefónico. Hablamos sobre cuestiones técnicas y no me hace nadie ningún comentario sobre la niña. La niña no llora.
Paso por delante de un puesto de la ONCE compruebo números que había comprado casi un mes antes. No ha tocado nada, ni siquiera corresponden sus números finales con ningún otro número en estos 26 días del mes. Una señora que está comprando se fija en la niña, la vendedora, la madre de un joven discapacitado, se pone tierna.
-Que preciosidad. ¡Qué pelo! Yo voy a ser abuela un día de estos.
La otra señora cincuenta y muchos coloca el cupón que ha comprado en su billetero.
-Está muy sanota. ¿Qué se alimenta solo de teta?
Afirmo.
-Es lo mejor. Yo tengo tres hijos, dos hijas y un hijo y todos han mamado todo el tiempo que han podido. Y así están: guapos, inteligentes y sanos.
-Y no es que lo diga la madre. -Comento.
-No, es cierto. Bueno, una cosa es tener hijos y luego el trabajo. Las chicas se han colocado bien pero el chico. Y eso que tiene dos carreras. Hizo fotografía en la universidad. Y luego periodismo. Pero... en fin. No tengas muchos hijos.
Voy a la panadería, las dos dependientas y la dueña paran lo que están haciendo, entre ellas atender a dos clientas.
-¡Qué preciosidad! ¡Cuanto pelo!
-Si, nos gastamos un dinero en los implantes capilares.
La dueña, cincuenta y pocos, se acerca y la mira con ojos tiernos.
-Els que els feu de gran els bordeu. El meu germà també el ha tingut gran i ha sortit preciós.(*)
Hago que no me afecta que me llame viejo y pido una barrá de pan. La niña se pone a llorar.
Yendo para casa, en un semáforo, una joven con una ligera cojera la mira.
-¿Cómo se llama?
-Anna Júlia.
-Es muy guapa. Felicidades.


(*) Los que tenéis hijos cuando sois mayores los bordáis (los hacéis muy bien) Mi hermano también lo ha tenido mayor y ha salido precioso.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Esto es mejor que la Corporación Dermoestética. ¿Cuando me la prestas para un paseíto?

Hilario dijo...

Por un amigo lo que haga falta.
Preferíria que te la llevaras cuando llora.
Besote

Anónimo dijo...

Interactuando? Te refieres a Anna Júlia y las mujeres, no?

Por cierto? Cuánto os costaron los implantes capilares? ;)

Cervantilla