HISTORIA DEL CAMINO DE SANTIAGO

Corría el año 800 y pico cuando Pelayo, un pastor gallego, vio unas luces sobre lo que hoy es Santiago de Compostela (habría que hacer una tesis sobre los pastores, la zoofilia y el uso de substancias psicotrópicas no autorizadas por la legislación vigente). El obispo mandó desbrozar todo aquello y encontró unas tumbas. Sin ayuda del CSI se reconoció que aquello pertenecía a Santiago el Mayor (hijo de Zebedeo). Como escépticos hay muchos tuvo que suceder un milagro para convercen a la cristiandad de ello. Fue unos 50 años más tarde cerca de Logroño. La batalla de Clavijo. Estaban guerreando los cristianos contra los moros cuando apareció Santiago en un caballo blanco y a mandobles permitió la victoria de las fuerzas cristianas (por qué no les bombardeo permanece aún sin aclarar). En el año 997 Almanzor saqueo Santiago, pero esta vez el santo no quiso o no pudo intervenir. Los caminos del Señor son inescrutables. En el siglo XVI los piratas, con Drake a la cabeza, atemorizaban a los lugareños así que el Obispo de turno escondió sus restos. Lo hizo tan bien, tan bien que tardaron unos 300 años en encontrarlos. Esta vez tampoco hizo falta el Grimson para averiguar a quien pertenecia. Con el tiempo la cosa fue decayendo y sin milagros, pues más. A final los peregrinos eran cuatro y el cabo. Sin embargo a finales del siglo XX gracias a Fraga y autores tan diversos como Coehlo y otros consiguieron revitalizar el camino en un abanico que comprende desde los creyentes hasta los que buscan algo y no saben que, pasando a los que buscan un turismo relativamente barato y a los que simplemente les gusta pasear.