jueves, febrero 15, 2007

VIAJE DE TABATINGA A MANAOS (2)



















  • Por la noche antes de irme a la hamaca voy a la proa del barco, solo hay oscuridad y un viento que te da la sensación de que avanzamos. Solo reconozco la constelación de orión y algún fragmento de alguna otra.
  • Por la noche desde mi hamaca veo la noche y el río. Cada vez es más frecuente ver luces en la ribera, a veces incluso parecen ser pueblos grandes.
  • Por la noche, cuando no consigo dormir, miro las luciernagas que estan en el techo. Emiten latidos de luz.
  • Por la noche me siento en el banco para contemplar / no contemplar, el paisaje. Consigo ligar. Es un hombre de unos 60 anyos que me tira los tejos. Yo hago como si me interesara más la noche.

  • Una de las distracciones (después de mirar el paisaje interminable del rio y sus riberas, al final se convierte en invisible), es hablar, leer o jugar a cartas o ajedrez. Básicamente juego con dos, uno es polaco, le gano siempre. No es que me sea fácil ganarle pero excepto en una ocasión le derroto sin paliativos. El otro es un chaval jovencito que estudia medicina, bruno, y el cabrón me gana todas las partidas, menos una. Lo hace de manera impecable, festiva. Incluso cuando he conseguido obtener ventaja hace una jugada de la que no puedo escapar.
  • En este barco debemos viajar menos de un 10% de turistas. Aunque parecemos más. Nos comportamos de manera diferente. Por la noche subimos a la cubierta superior donde hay un bar y bebemos cerveza. Bueno, yo bebo cerveza, los nórdicos beben cerveza, destilados y cualquier cosa que lleve alcohol. El proceso, como ritual antropológico lo tengo bien obsrvado, varia dependiendo del tiempo existente se alargan o se acortan. Hay un reconocimiento visual y táctico y estratégico de los distintos miembros y sexos del grupo. Hay aproximaciones (no siempre es el varón quien da el primer paso) y la última noche el desenfreno. Al día siguiente es interesante comprobar las relaciones de las distintas nuevas parejas. Algunas simplemente parece que no se conozcan y como si fuese una coreografia uno va al encuentro del otro saludando antes al resto de la tripulación. Ella se acerca al final al grupo de él. Ella se apoya en en el hombro de él. Hace cuatro comentarios y luego se aleja. Él, por fin, se levanta y se acerca a ella haciendole bromas. En otros casos la nueva pareja se miran y besan embelesados. La última noche tiene algo de carpe diem.

  • La gente hace fotos digitales como si el mundo se acabase. En una fiesta todo el mundo saca su camara y hace 2, 3, 4 fotos de lo mismo por si acaso. Al dia siguiente una chica me pide mi tarjeta de memoria para descargarla en su disco duro portatil. Le digo que no, que ya se las enviaré, tengo fotos muy personales. Entre ellas una en la que estoy desnudo y me tapo las vergùenzas con el libro el origen de las especies. Alegorico, no?

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Todo tu periplo cruceril me recordaba algo. Ahora ya lo sé. Es el Persio de Cortázar en "Los premios".

«Furtivo, un poco temeroso pero excitado e incontenible, exactamente a medianoche y en la oscuridad de la proa se instala Persio pronto a velar. [...] Arriba los astros giran levemente, ahora el palo mayor deja de acariciar a Sirio, oscila hacia la Osa Menor, la pincha y la hostiga hasta alejarla.»

Hilario dijo...

Un dia pondre solo fotos de los protagonistas, a ver si aparejais imagenes y texto. No tengo de todos, lástima.