miércoles, agosto 10, 2011

SAN ANTONIO

En Oxirimina son las fiestas patronales de San Antonio. La plaza donde se encuentra la iglesia está decorada con banderolas, torres luminosas y una tarima inmensa que corta el tránsito de una parte de la misma.
Es de noche y hay un bullicio festivo y de repente se va la luz. La luna está en cuarto creciente y los ojos se acostumbran a esta mínima luminosidad. Una luciérnaga aprovecha la ocasión para dejarse ver.
-¿Es normal esto de que se
vaya la luz?
-No. Vendrá en seguida, unos quince minutos.

De repente se oyen unos gritos y un golpe seco. Alguien dice que ha sido un disparo, voy en busca de las niñas que están en la tarima. Se ve la silueta de un hombre inmóvil tendido.
Mientras me llevo a las niñas a un lugar más seguro vuelve la luz.
Un grupo de curiosos se planta delante del caido, es un muchacho que sigue tumbado. Por la boca abierta y por el oído le sale sangre.
-Era un ladrón, ha salido corriendo, no ha visto la tarima y se ha golpeado con ella.

-Ha sido cosa de San Antonio -aseguro.
Unos policías esperan a que la ambuancia llegue. El joven sigue tumbado con los ojos cerrados.
-Se hace el inconsciente para que la gente no le haga nada -afirma mi acompañante.
Al final se lo llevan dejando manchas de sangre y el panel de madera, que cubría el lateral de la tarima, roto.
Unos hombres de mediana edad hablan del tema:
-¿Qué dicen? -pregunto.
-Dicen que Sant Antonio lo impidió.
Eso es lo que yo decía.

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