Me encuentro a Neto cuando falta poco para las tres de la tarde. Voy agobiado bajo el sol (en las ciudades amazónicas, por alguna curiosa razón, no se plantan árboles). Va con su camiseta y pantalón corto de deporte y me saluda cordialmente.
-¿Vas al instituto?-Sí.
-¿Y no llevas libros?
-Esta tarde hacemos educación física.
-¿No se muere nadie?
-No entiendo.
-Es una broma, que hace mucho calor para hacer ejercicio, ¿no?
-Hacemos deporte bajo el techo del pabellón.
Si yo hubiera estudiado aquí y teniendo en cuenta que empieza el curso en agosto no hubiera acabado ni el primer trimestre.
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