viernes, noviembre 02, 2007

GUARDAR Y NO TENER

Hasta los cuarenta y pico guardaba cosas: libros; trabajos o estudios que había realizado; regalos, la mayoría con más buena intención que acierto; objetos que me habían parecido interesantes o simplemente curiosos; apuntes de cursos, la mayoría de veces insípidos; ropa (me compro poca y la que tengo con los años la aprecio más y supongo que la guardaría toda si no fuera por las novias que me hacen ver, y finjo que comparto su visión, lo gastadas o viejas que son)...
Desde hace tiempo simplemente me deshago de todo.
Y cada vez lo hago con más facilidad.
Glups.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Ves, me estás madurando por minutos. ¡Qué orgullosa estoy de ti! Cualquier día te hablaré como si fueras un adulto; además ir limpiando de inutilidades nuestra vida resulta ser un buen ejercicio contra el sindrome de Diógenes que tanto ataca con la edad.
Besitos múltiples,

Mariló

PD: Sin embargo, hay cosas necesarias que hemos de reincorporar en nuestras vidas, cuanto antes mejor. Por ejemplo, el árbol de Navidad, con unos buenos espumillones.

Hilario dijo...

Uno empieza con el espumillón y el abeto de plástico y se acaba comprando una camiseta del barça (o al revés).