Acudo a la cita. Nos vimos una sola vez hace un año y pico. Soy puntual. Entro en la habitación. Me sonrie. Le sonrío y la saludo. No la hubiera reconocido en la calle. Me pregunta que cómo estoy. Qué cómo ha ido este año y pico que no nos hemos visto. Le respondo que bien, pero que cada vez más calvo. Supongo que lo digo con cierta gracia porque se rie. Debe tener unos cuarenta años. Alta, grande, pelo castaño, ondulado, que le llega hasta los hombros y arrugas que lleva con galanura. Me fijo en sus uñas, pintadas con un esmalte blanco semitransparente y recortadas con esmero. Me dice que no me ponga nunca un peluquín. Le contesto que antes calvo que perder la dignidad con un peluquín que se debe ver desde el meteosat. Vuelve a reir aún más que antes. Se ha roto el hielo. Es una profesional y como quien no quiere la cosa me indica sin señalar que me vaya desnudando. Me bajo los pantalones y antes de hacerlo con los boxers pienso si no llevaré aquellos que se han empezado a agujerear. Me bajo todo con decision y segundos después ella me penetra.
Cuando todo ha acabado y mientras se quita los guantes de latex, sonriendo me cita para el año que viene. Que a partir de los 50 se ha de vigilar la próstata.
Y yo que pensaba que tener citas sexuales con desconocidas en lugares públicos y gratis era una quimera.
PS
Una uróloga es una mujer de las que te fijas antes en sus uñas que en su culo.
4 comentarios:
Genial!
Brindo por las citas sexuales con desconocidas en lugares públicos y gratis!!, jajjja
todo un viaje
Un abrazo
Ale
Estoy ilusionado con la próxima cita, cuando llevemos 3 o 4 ¿debería llevarle flores?
un beso
Flores!! Una excelente idea... por pudor callo en dónde deberías llevarlas.
Besos primaverales
jajajajaja
lo tendré en cuenta.
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