viernes, agosto 17, 2007

¿QUÉ PASA EN BARCELONA EN AGOSTO?

Me acerco al consulado de Brasil en Barcelona. ¡Ummm! Me encanta volver a oir brasileiro... No, no era una falsa impresión mía. Hay mozas con ese culo magnifico (semiesférico, elevado, contenido y, presumiblemente, duro) que abre una brecha en mi agnosticismo. No los había vuelto a ver desde que dejé Brasil. No todas las brasileñas lo tienen, por supuesto, si no sería la prueba fundamental de que dios existe. Y es brasileño.


Camino por Diagonal/Paseo de Gracia y se pone a llover, a mitad de agosto y se pone a llover. Entro en una tienda de muebles de diseño. Los dependientes son jóvenes, altos, delgados y de diseño. Echo una ojeada. Los muebles no son gran cosa de este mundo, pero su precio si que está fuera de este mundo. Hay unos marcos que me gustan, pero no tengo ningún contenido que pueda poner en ellos que valga ni siquiera una décima parte de lo que vale el continente. Un dependiente con acento de Glasgow (diría yo) me pregunta si me puede ayudar, le digo que no, que solo miro, con su mejor sonrisa me ofrece el catálogo, que debe haber costado media hectárea de selva brasileña y otro más pequeño que solo debe haber costado dos o tres árboles.

Salgo a la calle, sigue lloviendo me meto en otra tienda. En el cristal de la entrada hay un póster que anuncia una conferencia del Dalai Lama. Dentro hay figuras de monjes rezando, telas de allí con precios de aquí y una inmensa colección de velas de todos tamaños y colores. Me gustaría comprarme todas. Junto con las toallas y las camisetas que venden en los grandes almacenes y que una al lado de la otra forman un arco iris tentador. Claro que para comprarme todas las velas debería pedir un préstamo hipotecario, y ya puestos otro para comprar el piso del vecino para poder poner todas las velas. Me planteo que si las encendiese a la vez consumiría el oxigeno de toda el área metropolitana, así que desecho la idea del préstamo.
Ya no llueve, me encamino hacia mi casa. Un tipo joven, alto y fuerte tiene acorralado a otro de aspecto latinoamericano. Le están robando, creo. Me acerco sin que nadie me de vela en el entierro y sin haber bebido alcohol. El acorralado no tiene pinta de que le están robando, si no más bien de que me han pillao con el carrito del helao. El joven-alto-y-fuerte resulta que es policía y le está pidiendo los papeles.
Antes de llegar a casa entro en un súper. Me pongo en la cola cuando una señora mayor, bien vestida, con una diadema blanca, sale por la puerta al tiempo que suena la alarma. Los empleados la llaman pero la señora, muy dignamente continua andando. Al final una vigilante, con pinta de pocos amigos, la para y saca de su bolso una botella de Jacks Daniel's. La señora que podría ser la abuela dulce y con clase que enseña a sus nietos la diferencia entre Bach y Litz dice que la botella la traía de su casa. La dejan marchar. Sin la botella
Ya casi cerca de mi casa tres coches de la policía local se colocan delante, al lado y detrás de otro coche. Por altavoces le piden que salgan. Se acercan tres o cuatro policías con la mano en la funda de la pistola. De la puerta del copiloto sale un chaval de unos 11 años con las manos atrás. De la parte del piloto sale un señor mayor con barriga y casi calvo. Los policías se relajan. Resulta que hay un pistolón en el salpicadero que es de juguete. No entiendo mucho de pistolones, pero si fuese de verdad esta si que sería un arma de destrucción masiva.
Llego a casa y medito sobre la falta de necesidad de hacer kilómetros para ver mundo.

6 comentarios:

Fiamma dijo...

Bueno, que te vienen faltando los cocodrilos y los aterdeceres sobre el pacífico (y los anuncios de tsunami) y las ruinas imperecederas y las comidas exóticas y los horrorosos mosquitos y la pesadísima mochila al hombro y la mugre compañera por no ducharse en tres días.
Que no todo se encuentra por la Avinguda Diagonal, eh !!!

grankabeza dijo...

Glorioso primer párrafo. ¡Alabado sea Dios, aunque no exista! :-)

Esos culos de los que hablas son lo único que hace tambalear mi consolidado ateísmo. Como dice Sabina, no tengo más religión que un cuerpo de mujer...

Un saludo.

Hilario dijo...

Tieregarten, no, no todo se encuentra en la avinguda diagonal, para empezar no estás tu, sniff.
Grankabeza, con otros amigos estamos dandole vueltas a crear una nueva religión (nada nuevo bajo el sol). La diferencia con las antiguas será la amplitud de miras (más o menos hasta el horizonte y depende de las diotrias de cada uno).Necesitamos sumos sacerdotes ¿te apuntas?

grankabeza dijo...

Me siento halagado por tu propuesta, hilario, pero llega tarde. Hace unos meses descubrí la única verdadera fe y no creo que mi Dios tolerase que le pusiese los cuernos con otro...

Hilario dijo...

Te advierto, grankabeza, que estamos en contacto con Bobby y el es uno de los sumos sacerdotes. También debo reconocer que cuando conocí al dios espaguetti lo adoré. La carne es débil (y más cuando tienes hambre).

Fiamma dijo...

Esa era la mejor respuesta que podrías haberme dado, cavaller. Rabo y oreja. besos