jueves, septiembre 07, 2006

EN EL TRANSIBERIANO

Aparenta unos veinti alguno pero tiene 32. De lejos y de cerca parece un modelo de Calvin Klein: alto, delgado, espaldas interminables, ojos grises, rubio y liso con un flequillo juvenil, labios carnosos y sonrosados... ¿Veis como parece un modelo de Calvin Klein? Se llama Oleg y va acompañado de sus dos hijas de 9 y 3 años. Vienen de pasar las vacaciones en el mar Negro y vuelven a su ciudad en mitad de la siberia entre abedules y la nada. Las niñas, sin mucho mejor que hacer, pasan el tiempo corriendo y saltando por el vagón. La verdad es que tampoco hay muchas más alternativas. Bueno, si, acosar al padre. Este muestra unas bolsas oscuras bajos los ojos. Se muestra tranquilo y paciente con ellas incluso les canta canciones, como la del herrero que pone herraduras al caballo, al tiempo que les masajea los pies: Kui kui/ chi bato/ badai bab /malatok/ niet badash/ malatka/ niet kuju/ shibaka. Eso, dice, las tranquiliza. No quiero desanirmarle pero yo probaría tranxilium en vena. No habla inglés ni yo ruso así que vamos palabra por palabra hilvanando conversaciones. No hay prisas, es el transiberiano. Me invita a comer galletas, pasteles, té, chocolate, bebidas diversas. Aprendo a comer poco a poco, para que no me ofrezca más. Mi hambre es menor que su hospitalidad.

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