Está plantado delante mio. No es alto pero si corpulento y bien proporcionado. Debe tener unos veintipocos, con bermudas, camiseta sin mangas. Luce un moreno rojillo. Es de esas pieles que nuncan serán realmente morenas. En el brazo izquierdo lleva un tatuaje tribal que recorre su poderoso brazo que abraza una tabla de surf enfundada. La sonrisa autosatisfecha, incrustada. Salimos del vagón y sube delante mio en las escaleras mecánicas. Un crujido y algo de polvo me cae en la cabeza. Instintivamente me agacho. Ha golpeado la parte superior de la tabla con un saliente del techo. Dentro de la funda cuelga inconsistente la parte superior de la tabla. Igual que su sonrisa.
miércoles, julio 18, 2007
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