En brasil es frecuente encontrar restaurants donde te pones la comida que quieras, luego te la pesan y en función del mismo te la cobran. Hay restaurants humildes y otros en barriadas selectas, lo que varía es el precio (y se supone la calidad). Es una forma de ser consciente de lo que come uno (me he dado cuenta que casi siempre lleno el plato entre 480 y 510 gramos). En algunos también hay una clausula. Se vuelve a pesar si has dejado comida y te la cobran otra vez. Y en algunos simplemente la multa por dejarte comida es el 100% de la misma. Una forma imaginativa de no derrochar.
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1 comentario:
Y, si no te gusta el plato que has elegido, ¿qué haces? ¿Lo pones cerrado en una bolsita del super y te lo escondes en el bolso?
Uf! A mí, las lentejas de los miércoles del Colegio Nuestra Señora de la Misericordia me destrozaron una libreta (de anillas!) recién estrenada, de esas nuevas en la que has puesto el título de la asignatura con rotuladores de colores y ornamentación, y has hecho la mejor letra posible en las dos primeras páginas. Claro, era muy nueva, nueva de estreno. ¡Qué disgusto! Además, ya te he hablado del sentido de que "asumas las consecuencias de tus actos" que me han inculcado tan ferreamente. Así que, como te puedes imaginar, me tocó secarla y tuve que llevar esa interminable libreta deformada más de tres meses por lo menos.
No quiero que me lleves nunca a un restaurante que tenga esas normativas. No y no. Te digo más, si me pones entre la espada y la pared, antes me quedo con el McDonals (los reyes del despilfarro).
Cientos y cientos ¿de?
Muac,
Mariló
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