sábado, junio 30, 2007

EN EL AUTOBÚS

Se sienta en el asiento del pasillo. Es alta, morena, de treinta y pocos años pero lo que más destaca es que el iris del ojo derecho está cubierto de una capa blanquecina. Algo azulada. No me atrevo a mirarlo fijamente.
-Eres americano?
-No, español.
-Tengo una hermana en España trabajando y dos hermanos que viven en estados unidos, uno en Florencia.
-Florida?
-No, Florencia, una ciudad de estados unidos y otro en Massachussets. Antes vivía en Boston.
Pregunta a los de detrás si le pueden prestar dos reais (menos de un euro), pregunta a otros que están aún más atrás. Hay un breve dialogo pero no los consigue. Lleva una bolsa con fruta. Saca un plátano y se lo come, me ofrece uno. Acepto. Guardo la cáscara en la mano. Ella la tira por la ventana y me hace el gesto de que la imite. Está pasando el revisor y me pide dos reais. No apela a la solidaridad, ni a la compasión, lo pide como si me pidiese cambiar de asiento. Se los doy. Espero que no quiera compensarme dándome conversación. Como si me leyese el pensamiento está un rato mirando el paisaje. Me pregunta si he probado una comida típica de aquí, el nombre me suena y estoy seguro que lo he comido pero no me acuerdo que es. Me dice que ella lo hace en su casa y luego lo vende. Pongo cara de que interesante pero no estoy interesado en comer. Sonríe, siempre sonríe. Extrae de una especie de agenda un par de fotos, en una está ella sentada bajo un árbol y con dos niñas en su regazo. A su lado hay otro par de jovencitas con niños también alrededor, son sus hermanas y sus sobrinas. Me aclara que la foto es antigua, que ahora tiene una tercera hija. Su hermana de España le ha ofrecido ir a trabajar de asistenta, pero ella no se atreve ir de ilegal. Me cuesta controlar el no quedarme mirando su ojo derecho.

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