martes, junio 26, 2007

CIUDADES Y PERSONAJES

(Belterra-Brasil)
Raimundinho tiene treinta y seis años. Moreno, pelo muy corto y alguna cicatriz que otra. Aunque sonría parece que todo él está siempre en tensión. Se casó joven y para mantener a su familia acepto un trabajo de guardia en una reserva de la selva. Otros se hubieran limitado a mirar las musarañas, o los bichos que hay por aquí y doy fe que hay bastantes, pero él, con un libro de botánica que le prestó un botánico, se dedico a clasificar plantas y a aprender sus nombres científicos. A tal nivel ha llegado que está considerado en Europa como un experto en el tema y cualquier investigación que se haga por aquí es de buen augurio que pase por sus manos, siendo garantía de que el estudio tiene fiabilidad. Curioso que investigadores y gestores de proyectos le tengan en tanta estima por que lo que es para cobrar su salario es una basura. Eso le pasa por haber nacido en un país de economía emergente.

(Krakovia-Polonia)
Ana no sé qué y no sé cuantos es arquitecta. Es preciosa, de las malas, de las que te rompen el corazón, el esternocleidomastoideo y el duodeno. Ha estado en Barcelona, le gusta: Cracovia le parece bien; no le gusta Varsovia: somos dos almas gemelas. Tiene los ojos entrecerrados, quizás es una miope coqueta que no lleva gafas. Me podría enamorar locamente cuando se toca la barriguita. Pone cara de que la molesta. Hago la broma si es que está pregnancy. Solo un gilipollas con más de una cerveza como yo podría hacer esta broma. Me da la mano y es cálida. Intuyo y generalizo e imagino que toda su piel es así.

(Leticia-Colombia)
Sofía es recepcionista de un hotel. Tiene 23 años y una hija de dos pero parece por su cuerpo delgado y su cara aniñada más joven. Antes de estar aquí tuvo un jefe catalán, fotógrafo, con una melenita de rizos dorados. No doy más datos que el mundo es un pañuelo. El primer día al saber que soy catalán sonríe pero al tercero se suelta. Está muy quemada con lo que rinxols d'or le hizo a su mejor amiga. Me muerdo la lengua por no preguntar. Cuenta que no cumplió su palabra, que no le pago lo que acordaron, que es un prepotente... pero creo que falta lo más gordo. Me pide si le puedo traducir una carta que quiere escribirle en catalán. Ofrezco mi nivel C para eso y para la justicia social. Ella al día siguiente me trae su borrador, una cuartilla escrita por los dos lados. Glups. No hay insultos pero no queda muy bien parado. Hay palabras o expresiones que no entiendo y le pido la traducción. Al final hay la frase final: que está en su país y que se comporte, o si no fuera. Sonríe cuando se lo voy leyendo en catalán.

(Madriz-España)
Felipe lleva una camisa blanca y azul de rayas con sus iniciales en hilo rojo. Debe tener treinta y muchos o cuarenta y pocos. No es muy alto, rubio con la cara aniñada y redonda, aspecto de buena gente. Habla mucho y saluda y se dirige a los del grupo que se ha formado espontáneamente a su alrededor con técnicas de vendedor. Va soltando pequeñas bromas que mantienen al corrillo sonriendo o riendo. Es director general de no sé qué. Se le nota en su seguridad al hablar y al gesticular. Un vendedor nato. Después de las bromas va cambiando el discurso, empieza a hablar de sus vivencias, de sus opiniones. Vivió seis años entre Madrid y Sudamérica y empieza a hacer afirmaciones de hombre de mundo. Aquellos países no pueden ir bien, asegura, levantan la mano y cogen la fruta, tiran la caña y pescan. Así no existen incentivos para mejorar. No sé si ha hablado con algunos de los pobladores que viven allí, y que malviven trabajando en esos lugares idílicos para él. Comenta que las mujeres brasileñas envejecen mejor que las cubanas, que se desparraman con la edad, al contrario que los hombres cubanos. Relata impresionado que en Venezuela a los obreros se les lleva a clases de marxismo. Cuenta cosas que ha visto y cosas que piensa. La gente le sigue mirando pero yo ya busco la salida.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Creo que me he e-na-mo-ra-do. Cracovia, claro.