domingo, febrero 04, 2007

LA SELVA

Uno no acaba de entender porque ha pagado más dinero por estar en la selva que en cualquier de los hoteles de más lujo que ha pasado en los últimos 7 meses. Si uno lo analiza no tiene mucho sentido. A pesar de mi camiseta de manga larga y mi repelente, los mosquitos han atravesado todas las barreras físicas y químicas. Si alguien ve mi espalda debe pensar que: 1) se ha pasado 4 días al aire libre sin tomar medidas, 2) tiene un sarpullido producido por comer marisco en mal estado, 3) se ha grabado la biblia en plan braille. Debería buscar a algún ciego a ver si tiene sentido tanto punto.
El guía (al final uno contrata a un guía que será su único compañero en la selva) pregunta a uno si quiere cazar lagartos (cocodrilos), pumas, anacondas... Uno pregunta si no estamos en una reserva y está prohibido cazar. Uno aclara que no quiere cazar nada, que si tienen que cazar muy bien, allá ellos, pero que uno a lo que aspira es a ver bichos, aunque sea a lo lejos, orquídeas, la victoria regia... uno es de fácil conformar. Si puede ser tambien uno desearía volver con todos los dedos. Son recuerdos de familia.
Uno en las largas noches, (por que esa es otra, uno se levanta con la luz, a las 5 y media y se acuesta casi cuando se va la luz, a las 6 y media, ni en los monasterios) en el calor de la conversación y mientras mata mosquitos, oye las leyendas de la selva. Ya no se oye aquello de que los bufeos (delfines rosas del amazonas) se convierten en jóvenes superatractivos y seducen a las mozas de las riberas que luego quedan embarazadas. Tampoco se oye que antiguamente las estrellas molestaban a todos los animales de la selva y que desterraron a las hembras al cielo. Aquí quedaron los machos (luciérnagas) y que cuando hay una estrella fugaz estas se quedan mirando a ver si ven a su antiguo amor. No, ahora las leyendas que se tejen son: la de john, un inglés que a los pocos días de estar en la selva se cansó, dio 100 dólares de propina al guía y se fue. O la del judio que no quería pagar porque no había visto ningún animal suficientemente cerca como para tocarlo. Al final alquilaron un perezoso y lo pusieron en un lugar cerca de iquitos, el guía hizo la comedia: huelo a perezoso, al final vio (y tocó) al perezoso y el judio pagó. O la turista que compartió mosquitera con un guía pero que al día siguiente le denuncio, perdiendo este el trabajo. Vale, no son gran cosa, pero dadles 200 años y ya veremos en que se convierten.
A uno le enseñan y le nombran tantos tipos de plantas y animales que empieza a confundirlos. Le enseñan un jardín donde hay una selección de plantas medicinales que parece que sirve para todo. Uno desconfia de tanta prodigalidad sanitaria, sobre todo, cuando el guía una hora más tarde, le pide si ha traido alguna medicina, que tiene problemas de estómago. Claro que no solo de plantas medicinales se cura el hombre. También están las chamánicas. Por ejemplo el ficus estrangulador, que se llama así por que va acabando estrangulando y matando al árbol sobre el que se ha aposentado. Aquí lo llaman renaco. Si le das a un chamán 200 soles (unos 50 euros) y una foto de la persona que no te hace caso, lo junta con algo de la energía del árbol y, pues nada, que al poco tiempo la/lo tienes encima como el estrangulador. No, el guía no lo ha probado, pero tiene dos amigos que si, y que les funcionó. Preguntas: 1) valen fotos tipo carnet? 2) hacen descuento si se traen más de 5 fotos? 3) aceptan visa?
Uno al final ha visto orquídeas (le ha enseñado al guía a distinguirlas) ha visto un montón de bichos y a pesar de que se ha negado todo lo que ha podido, ha degustado algún animalito que le caia simpático, como el armadillo. También ha visto, y ha tocado, la victoria regia, el nenúfar más grande del mundo (llevaba tiempo detrás de ella, solo me falta para la cole la rafflesia arnoldii). Ha navegado por rios solitarios y se ha asombrado por casi todo. Uno ha llegado a iquitos y le parece new york. Uno sigue sin entender porque ha pagado tanto dinero, pero piensa que está bien gastado.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola, Hilari.

Tras más de medio año de haberte ido, voy a cumplir mi promesa (hecha a mi mismo) y te he leído y hasta te escribo. Lo primero, felicitarte: por tu blog y por tu cumpleaños (lo leí hace pocas semanas, para mí es como si fuera reciente). En todo caso, has sido mi lectura de vacaciones de Navidad y posteriores fines de semana hasta hoy. Por el camino me he perdido muchos comentarios (lo siento, más por mí que por ellos; lo digo porque he leído todos los de enero y alucino) de tus adeptos admiradores. Ahora me adscribo a esta nueva categoría.

En fin, que estoy en la selva con la espalda en pompa esperando a ver qué pasa ahora. Muchos saludos desde aquí y un abrazo.

Hilario dijo...
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