Hace aproximadamente unos 100.000 años unos antepasados suyos se quedaron en África y otros subieron hacía Europa.
Unos fueron hacia lo que se denomina Oriente Medio y otros (hace unos 40.000 años) hacia Europa occidental.
Unos terceros fueron (aún no está claro si a través de Asia o bordeando la costa) hasta el extremo de Asia y cruzaron (hará unos 10.000 años y en plena glaciación) el estrecho de Bering (todos tenían el factor sanguíneo 0+).
A los que se quedaron en Oriente Medio se les ocurrió lo de la ganadería y la agricultura (el famoso Neolítico), mientras que los que estaban en occidente siguieron dedicándose a la caza y a la recolección, por cierto estos tenían una peculiaridad sanguinea, el famoso Rh-, único en el mundo. Los del Neolítico tuvieron más éxito procreativo y fueron conquistando poco a poco toda Europa occidental. Entre ellos predominaba el grupo sanguíneo B (que ha llegado hasta su padre).
Hubo bastante lío en la parte meridional de Europa occidental, pero lo seguro es que hay una importante mezcolanza de gente del norte del sur y del este: fenicios, griegos, romanos, godos, visigodos, alanos, vándalos, francos, judíos, suevos, almorávides, almohades... La nariz familiar es de clara ascendencia semítica.
Sigamos. A los antepasados que se habían quedado en África hace unos 150 años los secuestraron y los llevaron a trabajar, como esclavos, a América.
Se empieza a acabar la historia.
La azarosa mezcla de genes de África, Europa occidental, Oriente medio y América tiene una propietaria: mi hija (que por cierto es 0-).
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