domingo, agosto 03, 2008

ESPERANDO

Todo se ilumina de golpe. Se siente observado. Aunque su principal preocupación es huir con Cristina. Si es posible. Estaciona el coche lejos del chalet de ella y recorre el resto discretamente a pie. Hace bien, reconoce a Damián, el secretario de Cuatropanes, en un coche. Va por detrás y salta el muro del vecino. Está en venta y no vive nadie. Parapetado tras un seto observa la luz del dormitorio. Cruza el patio. La sensación de Déjà Vu, de haber hecho lo mismo infinidad de veces lo acompaña. Con cuidado va al dormitorio. Escucha gemidos. Sin pensarlo abre la puerta. Allí se encuentra con los ojos del Cuatropanes y de Cristina, a cuatro patas. Se queda tan paralizado que ella tiene tiempo de coger la pistola que está en la mesita de noche y apuntarle.

Repentinamente todo se oscurece. Congelados.

El lector ha vuelto a cerrar el libro.

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