lunes, febrero 19, 2007

INTERACTUANDO CON EL NATIVO

Estoy en la cubierta superior del Golfinho do mar rumbo a Santarem. Un grupo me invita a que me siente con ellos. Son cuatro hombres y dos mujeres, tienen entre veintimuchos y treinta y pocos. En su mesa hay una botella de whisky casi vacía, una botella de coca cola de un litro también casi finiquitada y latas de cervezas. Me ofrecen beber. Lo agradezco pero declino la invitación. Uno no conoce a la gente si solo la ha tratado borracha y estos, los varones, están algo más que ligeramente alcoholizados. El que parece el líder, un moreno corpulento y con cabeza a lo neandertal (arcos superciliares grandes y pómulos y mandíbulas prominentes) pero con modales muy suaves me presenta al grupo. Son de Manaos y van a Óbidos a celebrar el carnaval. Unos son de allí y han invitado al resto a ir. Al final acepto una cerveza que ya me han puesto en la mano cuatro veces. Roger tiene pinta de estibador y se niega a creer que no conozca Óbidos y proclama en voz más que alta, para que se entere medio amazonas, que debo ir. Que estoy invitado a su casa. Agradezco la invitación. Todos los que tienen casa en Óbidos me ofrecen la suya. Y yo se lo agradezco uno a uno. Me preguntan por jugadores de futbol brasileños que juegan en España. No conozco a ninguno. El estibador me dice un nombre una y otra vez. No se cree que no lo conozca. Al final me lo escribe en casi 20 cm de papel con una letra casi ilegible: Ronaldinho Gaucho. Hago una señal de asentimiento, lo conozco. Ah! Ronaldinho, digo con una entonación que no es la de ellos. Me miran como si a pesar de todo no fuese tan tonto como parezco. Johan, el neandertal, se besa con Rosana. Lo hacen con tanto deleite y de manera tan dulce que uno se quedaría mirándolos simplemente por el placer de verlos. No se tocan más que con los labios y la lengua y mantienen los ojos cerrados y una sonrisa que se adivina. No buscan excitarse ni aparentar algo, simplemente se besan (último lector, por favor, di que te recuerda esto al capítulo 11 de rayuela). Creo que hace más de 20 años que no beso ni me besan así. Ana María tiene más razón que un santo cuando dice que besamos y tocamos mecánicamente. Igual es por la tensión del primer beso, como lo narra Woody Allen, cuando le pide a la chica en la primera cita que se besen antes de ir al cine y de ir a cenar, así la preocupación por tener que llegar a ese momento desaparecerá y podrá disfrutar de la velada. Les pregunto si hace mucho que son pareja, no puede ser que se den esos besos después de 10 años de casados. No, se acaban de conocer hace unas horas. Se besan sin disimulo delante del hijo de 10 años de ella y de su hermano y de su prima, de sus amigos y de desconocidos. Es un beso tan natural y el mismo tiempo tan placentero que no puede haber nada malo en ello. Pienso en las parejas que conozco separadas que no solamente no se besan delante de sus hijos sino que encima quieren hacerles creer que no salen con quienes salen. Johan dice que no son pareja que aún están en la fase de conocerse, que los besos son para conocerse. Vaya con el neandertal, esto es filosofía y no Kant. De todas maneras con mi cámara digital y el efecto del alcohol en sangre no existe el aburrimiento. Hacemos fotos de todos tipos y de todas las poses. Yo con cada uno de ellos, con la camiseta de los equipos de fútbol, con gestos, por grupos... Ha pasado algo que no entiendo, Johan me pide disculpas a mí y a cada uno de los miembros del grupo. Pregunto qué ¿por qué? Resulta que ha tenido un mal gesto con alguien de fuera del grupo y eso no puede ser. Así que me pide disculpas. Le disculpamos todos. Van cayendo las cervezas, los del bar deben estar haciendo el agosto. Johan habla con su nuevo cuñado, Filipo, que acaba de conocer, y le dice que es formidable. Me mira y también me incluye en esta categoría. Coge la mano del otro y se la besa como si fuera una damisela. Luego me la coge a mí y repite lo mismo. Me mira y me dice que nao hay que avergonzarse por besar a un hombre, me lo dice muy serio para que no tenga dudas y me vuelve a besar el dorso de la mano. Yo también se la beso. Será por besos. Roger, el estibador está tirando los tejos (y el tejado entero) a Lorena, una morena pequeña y risueña, pero esta no está por la labor e incluso se hace la dormida. En un momento dado, Lorena, se cambia de asiento con Rosana y se sienta al lado de Paulo, un joven largo y delgado que cambia de camiseta de manera frenética (en poco más de tres horas se habrá puesto la del Flamingo, la del Ronaldo del Real Madrid y un par de camisetas de carnaval). A los pocos segundos se están besando dulcemente. ¿Enseñan a besar en las escuelas? Roger está molesto, lo noto yo más que el mismo. Dice algo a unas chicas que están sentadas al lado. No parece grosero pero Johan y Filipo le llaman la atención de manera amigable pero contundente: que se controle. Me hacen un gesto y se disculpan, esta bevedo. Al grupo se le añaden nuevas personas que se saludan como si se conocieran. Roberto está entusiasmado de que yo vaya a Óbidos, aparte de eso no nos entendemos en nada, pero cada vez que me mira me sonríe y hace un gesto con el pulgar levantado en señal de tudo bem. Otro Paulo es negro y sordo, se comunica con gestos, pruebo a comunicarme con el lenguaje de signos catalán, y para mi sorpresa hay muchos signos parecidos, vamos comparando unos y otros. Al final me es más fácil comunicarme con él que con la mayoría. Roger concentra su atención en mí y en las cervezas, ahora que ya hace tiempo que se ha acabado el whisky. Vuelve al tema de la invitación, dice que vaya a su casa, a Óbidos, todo gratis, que me enseñara esto y lo otro. Habla tan rápido que no le entiendo, y él esta tan bevedo o tiene tan poca empatía que no se da cuenta. De repente me está diciendo algo: buceta, y como ve que pongo cara de no entender me lo repite varias veces, es moito sabrosa, y conseguirá para él y para mí. Le pregunto a la chica de al lado qué es. Se ríe, empiezo a sospechar que no es comida. Filipo me hace un gesto universal y entiendo. Coño. Me hacen un listado de sinónimos ya que consideran obligación enseñar al que no sabe: xiri, grelo, xona, pinguelo, xoxota, piriquito, xerica... Intento pronunciarlas en voz alta para corregir la entonación pero las chicas me piden que baje la voz mientras los hombres se ríen. Igual que en todas partes. El estibador se está poniendo algo violento. En un momento dado pone cara de maorí segundos antes de atacar. Sé que es un juego, así que le miro a los ojos fijamente y sonrío. He pasado la prueba. Chocamos las palmas de las manos y después los puños como señal de buena onda. Cada vez da más fuerte las palmadas, así que en una ocasión le hurto la mano; si según la teoría del caos el aleteo de una mariposa en New York puede producir un tifón en Hong Kong, el aire que desplaza Roger con su mano producirá la séptima y definitiva extinción en este planeta. Después de no sé cuantas cervezas y ya de noche me levanto, las dos parejas están por lo que están y los demás están en otro mundo, así que bajo a mi hamaca. Mañana será otro día. Además uno no conoce realmente a la gente hasta que no la ha visto borracha.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Sigo en problemas. Capítulo 9 /11... rastreo en Cortázar a cuál te referías casi como si fuera una cuestión de honor.
Gracias por pasar por mi Tieregarten, de todas formas sabemos que la intimidad está en otro lado.
Un beso y deseos de buena salud
(ah, el comment ya fue admitido)

Anónimo dijo...

Más bien me recuerda al capítulo 64, cuando Oliveira besa a Pola:
«consiguió dejar de pensar, consiguió por apenas un instante besarla sin ser más que su propio beso.»

Hilario dijo...

glups,
a ver si tengo una edicion de rayuela única, a ver si lo he confundido con el salmo de los reyes...