sábado, noviembre 04, 2006

DEL ARTE DE ROBAR LIBROS. FRESÁN Y BOLAÑO

«Me gusta robar libros. Aunque ya no puedo robar, sería bastante vergonzoso ser atrapado, pero cuando era inédito, robé muchísimos. Pero muchos, muchos… Una vez con un amigo –que también era un buen robador de libros- hicimos una apuesta en la Avenida Corrientes, cuando había muchas librerías (creo que todavía hay bastantes): fuimos a Corrientes y Callao y nos pusimos uno de cada lado de Corrientes, y la idea era llegar hasta Cerrito habiéndonos robado por orden los siete tomos del En busca del tiempo perdido de Marcel Proust en librerías sucesivas.
P. ¿Lo lograron?
R. Sí, yo lo logré. Él no. Él creo que robó cuatro, tres, no llegó. [...] De todas maneras, me doy cuenta de que perdí el don. Lo más extraño de cuando robaba libros es que yo sentía, físicamente, una especie de aura que me hacía invisible, y que efectivamente era así, porque he salido de librerías con libros de este porte (indica con sus brazos un tamaño enorme), así, al hombro, y no me veían. Era una cosa que tal vez, la gente me miraba y decía “no, no puede ser que se lo esté llevando de una manera tan evidente”… Pero ahora ya no lo siento más. [...] Uno de los momentos más gratificantes fue ver a una persona robándose un libro mío cuando yo estaba en una Feria del Libro y que viniese a que yo se lo firmase. Cuando se lo firmé le dije “te agradezco mucho que te hayas robado este libro”, pero también le dije “está todo bien, genial”. Me encantó. Me encantó que alguien se arriesgara a robar un libro mío.»

[de la entrevista a Rodrigo Fresán en la web Dosdoce.com]

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«Los libros que más recuerdo son los que robé en México DF, entre los dieciséis y los diecinueve años [...] En México había una librería extraordinaria. Se llamaba Librería de Cristal y estaba en la Alameda. Sus paredes, incluso el techo, eran de vidrio. Vidrio y vigas de hierro. Examinada desde fuera, parecía imposible poder robar un libro allí. Sin embargo, la tentación de hacer la prueba pudo más que la prudencia y al cabo de un tiempo lo intenté. El primer libro que cayó en mis manos fue un pequeño tomo de Pierre Louis... [...] Pero fue una novela la que me sacó y me volvió a meter en el infierno. Esta novela es La caída, de Camus [...] Después de Camus todo cambió. Recuerdo el ejemplar: era un libro de letras muy grandes, como un primer abecedario, de pocas páginas, de tapas duras, con un dibujo horrendo en la portada, un libro difícil de sustraer y que no supe si ocultar bajo la axila o en la espalda, pues no se amoldaba a mi americana de estudiante cimarrero, y que al final saqué a vista y paciencia de todos los empleados de la Librería de Cristal, que es una de las mejores formas de robar y que había aprendido en un cuento de Edgar Allan Poe.»

[fragmentos del texto de Roberto Bolaño ¿Quién es el valiente?, publicado en Babelia el 31.01.98 y recogido en el volumen Entre paréntesis]

P. ¿Ha robado algún libro que luego no le gustó?
R. Nunca. Lo bueno de robar libros (y no cajas fuertes) es que uno puede examinar con detenimiento su contenido antes de perpetrar el delito.

[de la última entrevista a Roberto Bolaño. Por Mónica Maristain. Página 12, 23 de julio del 2003]
Recopilado y enviado por Francesc Nadal.
Que conste que yo, que me he llevado en ocasiones tonterias de las tiendas, nunca me he llevado un libro. Quizas ahí radica la diferencia entre bolaño, fresán y yo. Cada vez que vengo a bsas recorro, como un ritual, todas las librerias de Corrientes, la avenida que nunca duerme, al menos eso dicen. La verdad es que, aunque como muy bien cree fresán, sigue habiendo muchas librerias principalmente desde 9 de julio hasta callao, cada vez que vengo estas van disminuyendo. Estos dias, por ejemplo, estan cerrando una de las mas grandes. Se reconvierten en tiendas de moda. Conclusion: los libros no estan de moda.
Como no puedo llevar mucho equipaje me he inventado un juego. Elijo los que más me gustan y valoro si realmente es un amor a primera vista o si realmente quedará algo duradero después de las primeras páginas. Hago un trato con el libro, volveré dentro de unos dias, si la proxima vez que pase continua allí lo compro. A veces me aguarda, a veces no.

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