domingo, septiembre 10, 2006

VERSIÓN SÉPTIMA

El transiberiano es una experiencia temporal. El tiempo deja de tener sentido, no notas diferencia en que sea lunes o sábado, y tampoco te sitúas en el a lo largo de la jornada. Cada día que pasas cambias de huso horario, y si un día te levantas a las 8 al cabo de unos días a las 3 de la mañana ya ha salido el sol. Porque además el horario sigue siendo el de Moscú, tanto el que marca dentro del tren (las paradas) como en las estaciones. Para más inri cuando llegas a china el horario que vale es el de Pekín, con lo que vuelves a cambiar el horario. Solo son siete días, pero no podrías jurarlo.

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