domingo, septiembre 24, 2006

EL MASAJE EN KUNMING



He estado paseando todo el dia, me siento cansado pero satisfecho. Antes de irme a cenar veo un edificio en beijing lu, cerca de la estacion, donde anuncian masajes de pies. Son, al cambio, 3 euros. Vamos palante. En la recepcion hay una chica, china, chata, muy mona que me ofrece el repertorio. Basicamente hay dos opciones, un masaje tradicional de una hora: el de 3 euros y el de 4 euros que es lo mismo pero en una sala aparte. Bueno, tengo tiempo y dinero, vamos a por todos los lujos. Atravieso la sala de los pringados, abarrotada de hombres mayoritariamente que estan recibiendo un masaje. Creo que me miran con envidia. La sala es amplia y hay unos sillones con pinta de comodisimos. Me siento delante del televisor, y, en mi honor, ponen un canal en ingles. Aparece un joven enclenque, con cara de pasmado, con el pelo enganchoso y bizco. Trae un cubo de agua y me pide que introduzca los pies dentro. El agua esta hiviendo, me quejo pero el insiste insensible a mis quejas. Intento poner solo el talon pero el me los sumerge, sin prisas pero sin pausa. Durante mi estancia en china he visto como la gente bebia continuamente unos frascos con agua turbia. Ahora ya se de donde sale.
La molestia por el calor va remitiendo. Me pide que me siente en un taburete mientras sigo manteniendo los pies en remojo. Me hace un masaje, por poner un nombre. Es enclenque, pero sus manos hacen que los pelotaris euzcaldunes parezcan unas nenazas que solo tocan el violin. Afortunadamente el hueso impide que me estruje la espalda como si fuese una esponja. Estoy tentado en darle un codazo en sus partes nobles, pero el dolor me impide asegurar el golpe y temo sus represalias. Ya ha demostrado quien es el macho y me pide que me tumbe en el sillon. Me coge el pie izquierdo. Solo recordaba que el pie me habia proucido cosquillas y un dolor cuando me fracture el dedo medio, amen de los callos en el camino de santiago. Bueno, pues es el mayor organo de dolor de mi cuerpo. Segun la reflexoterapia las plantas de los pies representan organos del cuerpo, asi que si tocando uno se produce molestias es que el organo no funciona bien. Pues no me funciona ningun organo. Agradezco el haber pagado un euro mas y estar en una sala aparte para que los demas no me vean en tal lamentable estado. Primero emito vocales quejumbrosas: a, u; tensiono el pie, y el cuerpo; hago mascaras con la cara. Ni caso, ninguno de sus dos ojos me mira. Aprieto los punos y los dientes. En las peliculas y en la tele he visto en los combates de lucha libre que si uno golpea tres veces la lona significa que se rinde. Golpeo tres y cincuenta y tres veces. O no ha visto las mismas peliculas que yo o es que no entiende porque golpeo el sillon que no tiene la culpa de nada. El dolor es tan inteso que solo deseo que se acabe. Intento hurtarle el pie, pero lo tiene bien cogido. Ni me planteo darle una patada con el otro pie, no sea que me lo coja tambien y le haga lo mismo. Rebusco en mi cartera y saco el equivalente a 10 euros, no se si se ha dado cuenta o le parece poco. Saco todos los billetes que tengo en los que sale mao tse tung y se los ofrezco, deben ser unos 17 euros. Echa una ojeada con el ojo derecho, durante unos segundos afloja la tension, solo lo que tarda en atrapar todos los billetes y guadeselo en un bolsillo. Sigue aprentado. No chilllaba por puro puro orgullo racial, pero ahora lo hago utilizo todas las palabras que pueden sugerir indulgencia. Ni caso, ahora entiendo lo de la sala, esta insonorizada para que nadie pueda llamar a la policia, y el ruido de la television tambien debe ayudar. Invoco a mi madre; a mi angel de la guarda que no me desampara ni de noche ni de dia; a la guadia nacional; al contingente armado de las naciones unidas y al gobernador de california, ex-terminator. Ningun resultado. Miro el reloj y solo han pasado 15 minutos. En este viaje estoy aprendiendo la relatividad del tiempo. Recurro a todas los recursos que tengo, pero resulta que no tengo ninguno. Deja el pie y lo envuelve. La sensacion de ausencia de dolor me hacen descubir un aspecto del erotismo que desconocia. Me coge el otro pie. No se si por que hay un limite al dolor pero al principio no parece tan doloroso como antes. Me desdigo de esta absurda afirmacion a los diez segundos. Miro el pie vendado en toallas. Temo y al mismo tiempo deseo intentar moverlo para comprobar que aun hay esperanza. Decido no intentarlo. No se me ocurren que sevicias proponerle para que me deje en paz. Marcharse por el propio pie me parece una frase hecha admirable, un sueno. El unico consuelo es que solo me esta destrozando de tobillo para abajo, y que recuerdo haber visto unas protesis admirables de material biocompatible. He de hablar con el fisio de mi escuela del tema. Me acuerdo de repente que llevo un billete de 50 euros guardados en el pliegue del bolsillo para una emergencia. Esto es una emergencia. Lo saco con movimientos convulsos dependiendo de si el dolor es muy intenso o especialmente intenso. Se lo muestro. Deja de masajearme. Con las dos manos mira al trasluz el billete. Lo toquetea y remira con ojos expertos. Diria que ya no bizquea. Se lo guarda en el bolsillo, me pone una toalla en el pie y se va. Cuando logro salir la recepcionista me desea un buen dia y que espera verme en otra ocasion.

No hay comentarios: