sábado, mayo 31, 2008

EN LA COLA

Esperas en la cola de la tienda de congelados. Hay cuatro personas esperando. Pellizcas a la niña que llevas en brazos. Llora. La señora que tienes delante, rondando la ancianidad, te mira y mira a la niña. Su cara pasa de la de indiferencia a una sonrisa abuelil. Pasa, te inivita, y uno con gesto de lo-siento-no-quisiera-abusar-pero-ya-se-sabe-como-son-los-bebes la adelanta. La señora que hay a continuación te mira. Ha notado un cambio en la cola y de momento no sabe como reaccionar. Tu mueves a la niña arriba y abajo como si fuese un asunto de vida o muerte que la niña calle. También la miras con cara de no-importa-si-no-me-deja-pasar-a-su-hijo/a-nieto/a-sobrino/a-le-podría-pasar-lo-mismo. Te deja pasar. No sabes como ya estás delante de la cajera. Te saluda al mismo tiempo que pone cara tierna al ver a la niña. Le dejas las monedas encima y ella te dice que no te preocupes que ya cuenta ella. Un señor que hay al lado y que no sabes si es un cliente o un empleado te coloca todo en una bolsa. Antes de salir por la puerta miras a todos y sonriendo les deseas un bon dia.

sábado, mayo 24, 2008

¿ANTES HABÍA NIÑOS EN LA CALLE?

El conocimiento te permite ver. Antes de saber algo de botánica iba por el bosque y veía solo verde. Cuando he aprendido algo al pasear veo el detalle de todo ello: borrajas, malvas, nazarenos, orquídeas...
Antes de tener a la niña cuando iba por la calle solo veía niños en cochecitos, no muchos, la verdad (creo que miraba más a las madres), ahora veo pelones, gordotes, risueños, ceñudos, con los puños cerrados, durmiendo, llorando...

La miro y contemplo con asombro como va cambiando: un día se mira en el espejo, otro día descubre que aquello que tiene encima suyo cuando lo toca hace ruido, otro día contempla embobada como se mueve el calcetín de su pie, en otro aprende que sus manos pueden apresar la ropa...
Un sentimiento que no me esperaba que aflorase y que me produce ella es el de una insaciable curiosidad.

domingo, mayo 18, 2008

LA CURSA

Laise me había convencido hace un mes y medio de ir a correr la cursa del Corte Inglés. No sé como hasta me parecía una buena idea. La última vez que corrí una cursa fue la primera del Corte Inglés. Hoy hace 30 años.
Me despierto y veo que llueve y que se ha anulado la prueba.
Me despierto de verdad y compruebo que lo anterior era un sueño: Hace un día magnifico.
Mi culpabilidad por no acompañarla es casi la misma que la que tengo por no hacer los informes.
Dejemos mis neuroticismos para otra ocasión.
Al final me incorporo a la cursa cuando esta ya ha empezado. A pesar de llevar un carro de bebé vamos adelantando a otros disfrazados de: cuchilicuatres, vacas, presos evadidos, familias normales, parejas que se quieren, madres con kilos de más, padres con pelos de menos...
Hay de todo desde un hombre que va en una silla de ruedas, con una de ellas medio rota, a un señor al que un cartel indica que tiene 101 años. Subimos Montjuich, entramos en el estadio olímpico y nos hacemos fotos como todo el mundo con las gradas de fondo. Con tanta foto nos estamos alejando de las primeras posiciones, y también de las segundas.
Este año no vamos a conseguir medalla. Entre cambiar los pañales, dar de mamar a la criatura y todo eso nos encontramos con el camión escoba a la espalda.
Aceleramos. Una joven rubia, guapa y de ojos azules se me acerca con una sonrisa angelical y me dice: Dios te ama. y me da un folleto que pone Sólo en Jesús hay salvación. Miro el dorso. Iglesia Cristiana del Avivamiento.
Me encanta el nombre, pero no podemos desfallecer, aún quedan dos kilómetros para la linea de meta.
Hace calor aunque caigan cuatro gotas.
Nos encontramos a una compañera de català de Laise: charlamos, nos encontramos a compañeras de post parto de Laise: charlamos.
Yo no me encuentro a nadie.
Otra vez el camión nos acecha.
Caminamos rápido por las rectas finales.
300 metros.
150.
Por el altavoz se indica que faltan menos de 50 segundos.
Cuando pasamos por linea de meta faltan 20 segundos.
Nos hacemos más fotos, como todo el mundo.
Ya está.
Ahora me parece, no sé como, que es hasta una buena idea hacer el año que viene la cursa del Corte Inglés.

martes, mayo 13, 2008

JUSTICIA

Estoy leyendo en el pasillo de un juzgado lleno de gente cuando una pareja de mossos trae esposado a un joven de veintipocos, moreno, bajo y delgado. Con patillas largas y recortadas. Al pasar esboza un beso a la chica que está mi lado. Esta debe ser muy joven, unos 18 o 19 años máximo. Lleva el pelo largo tintado de castaño claro y recogido en una cola. Se le humedecen los ojos. Recojo mis bártulos y casi enseguida me llaman y me hacen pasar.
Nos encontramos, por primera vez en nueve meses, frente a frente. Su mirada es huidiza.
El tribunal: un juez, a su izquierda una fiscal y a su derecha otra mujer con una melena inflada rubia. Deben rondar la cincuentena. El juez pide que me levante y narre los hechos. Lo hago, dos individuos intentan robarme en el metro de Verdaguer (a la quinta frase debo parar para coger aire y hablar más pausado). Tengo unas palabras con ellos e intentan escapar. Pillo a uno, el que tengo ahora al lado. Fin del relato.
La fiscal me hace tres preguntas sobre detalles. Después pregunta al acusado. La primera es si está de acuerdo con lo que he contado. Dice que si. Le preguntan de que trabaja, él responde que no entiende. Le preguntan que nacionalidad tiene, la dice. Qué dónde vive, no lo entiende pero al repetirla dice que en Granollers. Qué cuanto gana al día... Le preguntan al derecho y al revés y a este parece que le cueste entenderlas.
La fiscal suelta una perorata técnica sobre artículos y disposiciones legales y pide cinco días de control domiciliario. El juez dicta sentencia y le caen esos cinco días controlados. Le preguntan si está de acuerdo, responde que no entiende, que su esposa habla mejor el español.
Nos dirigimos a la secretaria para que nos notifiquen la sentencia, y para que pasen los siguientes al tribunal. La secretaria le cuenta al acusado que esos cinco días no le cuentan ya que está en la cárcel. Él no lo acaba de entender, le despachan con que ya se lo explicarán a su mujer y que ya se lo pensará en la cárcel si quiere recurrir.
Me pongo delante de la secretaria.
-¿Ya está?
-Sí. ¿Quería algo más?
-No pido que lo ejecuten, pero he tecleado en google su nombre y aparece un montón de veces relacionado con robos. Los vigilantes del metro dicen que lo habían detenido tres veces esa semana. Es la cuarta mañana que pierdo por venir aquí.
Dicho esto me quedo más tranquilo.
Lo cierto es que a pesar de intentar estar resentido contra él recuerdo su cara de asustado con el perro de los vigilantes ladrándole a un palmo de su cara. O despidiéndose de los mossos, de los vigilantes y de mi con un gracias. Como si lo hubiéramos invitado a unas tapas. Aceptando todo sumisamente.
-La fiscalía, -me informa la secretaria- no acumulan este tipo de hurtos. Es la legislación vigente. De todas maneras si está en la cárcel no es por este tipo de robos. - Y deja en el aire el que yo imagine que ha podido hacer.
Lo vuelvo a ver de refilón, se lo llevan y él busca casi de puntillas para poder ver, aunque sea un momento a su mujer. A ella la encuentro más tarde con un papel en la mano. Una pareja que supongo que creía que venía a un paraíso y de momento solo deben conocer la parte oscura.

domingo, mayo 11, 2008

NOTICIAS

Leo en el suplemento Salud de El País que tenemos entre 500 y 1.000 especies de bacterias en el cuerpo, principalmente en el intestino. Unos 100 billones de bacterias por ahí metidas. Lo más sorprendente, para mi, es que todas esos bichillos tienen globalmente un peso entre un y dos kilos. Y sin quejarte, que encima pagan el alquiler cumpliendo funciones importantes para nosotros.

sábado, mayo 10, 2008

A VECES CUATRO PALABRAS DICEN MUCHO MÁS QUE MIL

"Si tingués fil de seda invisible
i ella me´l volgués cosir
déu com t´embolicaríem
jo i la seda i la nit"*

SET POEMES PER A ***
Enric Casasses

*Si tuviera hilo de seda invisible
y ella me lo quisiera coser
dios como te envolveriamos
yo y la seda y la noche

domingo, mayo 04, 2008

FERIA DE ABRIL 1000 KM MÁS AL NORTE

Paseo por la Feria de Abril de Barcelona. Es un tinglado que recoge las añoranzas, los recuerdos y las ganas de identificarse y pasarlo bien de una emigración que vino con una mano delante y otra detrás. Ahora pasan por los tenderetes y chiringuitos los hijos y los nietos. Se nota. Los abuelos y abuelas bailan bien, los padres regularmente y los hijos más con ganas que tronío.
Si todo fuese como tiene que ir dentro de unos años los tenderetes y chiringuitos serán mayoritariamente de latinoamericanos, magrebies, paquistaníes y de Europa del este. En vez de sevillanas bailaremos cumbias y beberemos vodka.

Y que dure.

Laise está encantada y quiere que compremos a la niña un vestido de faralaes (a ser posible en preto y vermelho -rojo y negro- como el flamingo) le hagamos una foto y se la mandemos a su abuela. Le intento explicar que no es el vestido español oficial. Y que si tupiéramos que vestirla por aquello de las tradiciones debería ser de pubilla o de lagarterana.
Uff!!!